Con los primeros dias cálidos del año, el modelista soca sus moquetas a la calle tras el aburrido letargo invernal. Comienza la temporada alta de concursos y exposiciones: una bueno oportunidad de conocer mejor el nivel de uno mismo y descubrir el de los demás, de cambiar impresiones y hacer amigos. A unos les conduce cierto necesidad interior de ver reconocido su trabajo; otros, más mercenarios, hacen de ello una cuestión personal, siempre entre los límites de uno sona rivalidad. Abril, mayo y junio siempre han sido unos meses muy movidos a este respecto. Más adelante, tras los agobios del verano, volverán otra vez. A lo largo y ancho de nuestra geografía, multitud de clubs, tiendas, asociaciones culturales y de vecinos, ayuntamientos, etc., están realizando una labor anónima, altruista y generosa en pro de una mayor difusión del modelismo. Algunos de estos eventos son ya clásicos e imprescindibles en el calendario, llegando incluso la participación extranjera a ellos. La temática de ¡os mismos se amplía o se especializa, ¡os importadores y distribuidores colaboran y los medios de comunicación de masas comienzan a interesarse. De todas maneras, falta aún ese gran evento que reúna a todos, que propicie el debate y dé el espaldarazo definitivo a esta afición, como ocurre en otros países. Todo llegará.
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